Brenda Cordero

Dice Lipovetsky en “La Era del vacío” (1983) que “en el universo de los objetos, de la publicidad y de los mass media, la vida cotidiana y el individuo ya no tienen un peso propio, han sido incorporados al proceso del consumo y de la obsolescencia más acelerada, formas de control de los poderes modernos que se dedican a producir y organizar lo que debe ser la vida de los grupos e individuos, hasta en sus deseos e intimidades”.

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Si bien la publicidad no es algo nuevo, su manera de hacerse presente se ha vuelto cada vez más invasiva.

La casa en su función primaria, nos provee de un lugar para el descanso, la convivencia y de cierto sentido de tranquilidad, características que eventualmente lo convierten en un hogar. Pero, ¿qué pasaría si un poste de panorámico estuviera inmerso en nuestra casa? ¿cómo se transforma un hogar a partir de la integración de un panorámico?

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Este proyecto busca mostrar algunos hogares localizados en las ciudades de Monterrey, Guadalupe y Santa Catarina, N.L., que decidieron aceptar incorporar a su espacio un poste de publicidad panorámico, con el fin de obtener un ingreso monetario a cambio. Donde irónicamente, algunos de los deseos que se persiguen como el bienestar y la tranquilidad, se convirtieron en las situaciones de mayor vulnerabilidad.